21.10.11

El rudo y cursi Enrique Quiñónez


El tercero y último en popularidad opositora es el actual diputado Enrique Quiñónez, con 51 años de edad es el candidato más joven de la contienda, sin embargo se puede decir que el más agresivo. Fue miembro de la  Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI) de la extinta Guardia Nacional Somocista para luego ser entrenador de tropas sandinistas al poco tiempo de triunfada la revolución en 1979, información confirmada por el mismo Quiñónez en una entrevista y por otro exmiembro del extinto Ministerio del Interior del Gobierno Sandinista de los 80’s.

Abiertamente antisandinista fue por mucho tiempo miembro activo del Partido de Resistencia Nicaragüense, luego pasó a las filas del Partido Liberal Constitucionalista (en donde fue hasta diputado jefe de bancada) y finalmente terminó en la Alianza Liberal Nicaragüense como actual candidato a la presidencia.
Se caracteriza por retar a sus contrincantes a o por acusarlos de cobardes por querer bajar al frente sandinista a “pañuelazos”. Siempre sus declaraciones son las más ácidas y entre líneas traen confrontación y agresividad, quizá por eso el señor Quiñónez goza de tan poca popularidad.

Su propuesta de gobierno es la más superficial de todas, sólo enumera planes pero no profundiza en ellos, y la misma consta de tres párrafos, o al menos esta es la única que encontré luego de buscar arduamente en la red. Tiene tres ejes, económico, político y social y el hecho que no diga mucho probablemente demuestra la percepción realista que tiene el candidato sobre sus resultados en los próximos comicios (él sabe que no va a ganar así que ni se molestó en hacer plan de gobierno).

Si de sentarlo en el banquillo de los acusados se trata, este señor admitió en unaentrevista tener su cuota de responsabilidad a la hora de tomar la decisión de mantener a Roberto Rivas como magistrado presidente del Consejo Supremo Electoral, lo que entonces también lo culpa por las acusaciones de fraude, retención de cédulas, malversación de fondos, entre otras de las que es señalado el representante del poder electoral, ya que gracias a él (Quiñónez), Rivas ocupa este puesto.

Ahoraasegura estar arrepentido y que está decisión ha sido de las peores que ha tomado, sin embargo es seguro que como jefe de bancada del PLC y subordinado de Arnoldo Alemán debe tener un rosario inmenso de “malas decisiones” por las que arrepentirse ahora y que seguramente muchas de estas son las causantes de que las cosas estén como están en Nicaragua.

Don Enrique tampoco se escapa de las propuestas descabelladas, ya que en una declaración expuso la “castración química” como medida de sanción para violadores y pedófilos encontrados culpables. Explica que este procedimiento no consiste en cortar el miembro masculino, sino en aplicar fármacos que eviten la producción de testosterona en los hombres para que ya no tengan deseo sexual y no violen a mujeres, niñas, niños o personas de cualquier edad.

Aparentemente Quiñónez no ofrece más que un discurso fuerte y agresivo, sin propuestas, es un candidato cuya función es hacer show mediático y generarse ingresos a través de las personas que financian su campaña. Actualmente reavivó sus escándalos al acusar a uno de sus mayores aliados Víctor Boitano de un supuesto complot para secuestrar a la hija del Presidente Ortega y de haber disparado el pasado 10 de agosto contra José Alméndarez en una trifulca que aún no ha sido aclarada, en la que sin embargo estaba involucrado el mismo Quiñónez y otros miembros de la Alianza Liberal Nicaragüense.


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