25.9.11

Todos contra uno… ni uno contra todos.

Como siempre y en todos los lugares del mundo  los años electorales traen consigo campañas político-partidarias, acusaciones que pongan en desventaja o saquen del juego a algunos contrincantes, promesas y sobre todo las famosas marchas y manifestaciones de los que se dicen ciudadanos “independientes” y “organizaciones de sociedad civil”.


Sin embargo en Nicaragua (también pasa en otros países de América Latina) las manifestaciones llenas de ira e inconformidad responsabilizan solamente a una persona y sus allegados por toda la tremenda desgracia en la que viven muchos nicaragüenses. Yo me pregunto  ¿tendrá tanto poder una sola persona o somos nosotros quienes le damos este poder? Sin embargo nunca he podido responderme esta pregunta.


Nuestro sistema político se basa principalmente en alianzas partidarias dentro del parlamento nacional y como resultado de estas se aprueban o desaprueban propuestas de ley, luego en los diferentes poderes del estado también existen estas alianzas para la repartición de poder entre dos o más fuerzas políticas, lo que responsabiliza entonces a más personas y más partidos por el buen o mal funcionamiento del país.


A pesar de la lista interminable de responsables por la corrupción y mal manejo del país, los “protestantes” afirman haber encontrado la solución al problema, y esta es únicamente evitando  la candidatura del Presidente Daniel Ortega. El gran mensaje es “NO A LA REELECCIÓN” y  se ha convertido en la bandera de todas las manifestaciones pacificas y no pacificas en los últimos meses.


Luego hay otros mensajes que tienen que ver con desempleo, presupuesto para la salud y educación, entre otros, y nuevamente la responsabilidad recae sobre el Presidente de la República limpiando de toda culpa a los primeros responsables de que se incremente o que se reduzca el presupuesto para estos sectores, los excelentísimos padres de la patria, los mejores pagados, quiénes más que los señores diputados, incluyendo a los alineados y a los opositores, todos sin que se escape uno, son los primeros responsables.


¿Porqué no protestar directamente en la Asamblea Nacional, o en las casas de los diputados u otros funcionarios así como pretenden entrar a la casa del presidente? Incluso abordarlos en las calles o cualquier lugar público ya que al fin y al cabo los diputados y funcionarios son más accesibles y están menos custodiados.


Entonces es en este punto en el que comienzo a pensar si en verdad estas protestas no son más que acciones que pretenden disfrazar la incompetencia de las otras fuerzas políticas para llegar al poder y hacer este cambio que ellos proponen pero que hasta la fecha nadie conoce concretamente, la incompetencia para lograr crear una consciencia de mayorías sobre lo bueno y lo malo ( y si que han tenido tiempo porque algunas tienen muchos años trabajando la “democracia” en el país) y la incompetencia para lograr conseguir concentrar  a esa supuesta mayoría de pueblo inconforme que tampoco se ha logrado ver en las calles.


Todos contra Ortega, pero ninguno contra todos los corruptos que han pasado y seguirán pasando por los poderes e instituciones del estado, lo que evidencia que esta lucha no es de bienestar sino de quién logra tener más poder y control sobre el país, y es precisamente de eso de lo que la gente ya está verdaderamente cansada. Esto no es otra cosa más que como dicen “Quítate tu pa' ponerme yo”.

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