27.9.11

¿Y quiénes son los supuestos salvadores de Nicaragua?



Se acercan las elecciones presidenciales en Nicaragua y, a casi un mes de una de las pocas oportunidades en la que los nicaragüenses pueden ejercer una participación directa dentro de un proceso de toma de decisión nacional (aunque este proceso sea para delegar la responsabilidad a segundos y terceros),  los diferentes contrincantes sacan sus mejores argumentos y promesas para convencer, o algunos inconscientemente desagradar, a los electores del país.
  
Como es conocimiento de todos, el actual Presidente de la República es también candidato por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, partido en el que también es secretario general y en el que, aún sin haber sido escogido en elecciones internas del partido, es candidato sin que hubiese objeción alguna ni de sus bases, ni directivos y ni siquiera de sus simpatizantes para la postulación del mismo, aún por encima de la polémica acusación de la inconstitucionalidad de su candidatura. 

Ahora, en el otro lado de la calle, tenemos a los demás cuatro candidatos que completan la boleta electoral 2011. Cada uno con propuestas de gobierno, quizá algunas interesantes y otras no tan claras, e incluso una que otra un poco descabellada, sin embargo todos tienen el objetivo en común de presentarse como la alternativa para derrotar a Ortega como eje medular de sus campañas, convirtiéndose más en opositores al actual gobernante que en candidatos comprometidos con un cambio más profundo para el desarrollo de Nicaragua.

Un candidato homofóbico confeso, que se ha declarado públicamente incapaz de formular mecanismos para defender la legalidad del proceso electoral porque el sólo sabe escribir cartas de amor a Nicaragua y cuentos de La Cegua o de La Mokuana. Un ex presidente y ex reo nominado entre los 10 políticos más corruptos de el mundo y acusado en más de un país por lavado de dinero. Un ex miembro de la Guardia Nacional de Somoza y típico político agresivo sin argumentos ni propuestas también responsable de la permanencia de Roberto Rivas en el poder electoral, y por último un candidato que no levanta ni al 1% de los electores, son las supuestas opciones de cambio y mejoría para Nicaragua.

Comúnmente las contiendas electorales se basan en proponer candidatos que sean la contraparte de lo que está en el poder, pero nunca se basan en dar propuestas aterrizadas y concretas sobre como dale un nuevo rumbo al sistema de poder y de participación en el país, que es el verdadero problema. Y por supuesto no podemos olvidar que la diferencia entre nosotros y los candidatos, es que ellos aspiran a ser presidentes y nosotros se supone que aspiramos a mejorar la realidad de nuestro país.

Aquí es donde hay que ponerse a pensar en aquel viejo discurso que nos venden las organizaciones de sociedad civil sobre no ser conformistas y no pensar en irse por el “menos peor” y exigir solo lo mejor, sin embargo creo que en este caso las organizaciones apelarían al poder de lo “relativo” para solucionar esta situación, o podrían hacerse de la vista gorda como siempre y defender a un candidato apoyándolo “secretamente” como ha sido costumbre en todos los procesos.



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